En uno de los talleres WASD realizados en la Universidad de Murcia a alumnos de 2º curso del grado de Historia, se planteó una cuestión inédita en las diversas actividades llevadas a cabo.
En un momento determinado, un participante expuso abiertamente su oposición al uso indiscriminado de los videojuegos, los terminales telefónicos, tabletas… en fin, todo aquello que «oliese» a tecnología digital. En su opinión, y cuando él fuese padre, obligaría a llevar un horario estricto de juego, descanso, uso de herramienta tecnológica, etc. con el fin de que este mundo «que nos obligan a vivir» no los fagocitase (no lo dijo con esas palabras, pero podría valer).
Siempre defendí en privado y en público que todo, absolutamente todo, debería regirse por el sentido común (menos las cosas que nos hacen verdaderos humanos, como equivocarse). Si comes durante 24 horas, no lo cuentas. Si duermes en exceso, pues bueno tampoco es. Si estás todo el día jugando delante de una pantalla, no es bueno en absoluto… El personaje más famoso de la Literatura Universal se volvió loco de tanto leer libros de caballería (alguna enfermedad tendría). No se debe estar 24 horas viendo televisión (por salud mental igualmente). No se debe estar 24 horas cortándose las uñas porque al final solo quedarían muñones.
En fin, que no se trata de ser dogmático. La clave del éxito está en la moderación y en el sentido común para usuarios, para padres y para educadores.
Por Juan Fco. Jiménez