En las intervenciones que tengo en los talleres WASD que desarrollo y desarrollamos en el proyecto, no son pocas las ocasiones en las que los alumnos de las Universidades se refieren de forma directa a cómo nos ven en la «Academia» (sic). Lo cierto es que se trataría de hacer un experimento con unas gafas de RV para ver cómo es esa reacción.
Una vez hemos probado y reprobado lo excepcionalmente inmersivo que resulta el dispositivo (ojo, solo hemos tenido sobre nuestras cabezas, literalmente, unas HTC Vive, y no unas Oculus ni las de PS4), desearíamos (es un ejercicio de ocio inmersivo y de historia contrafactual) desarrollar cualquier tipo de acción en cualquier historiador con un entorno que nos ve «raros» o, en el mejor de los casos, como algo peculiar.
Esto no ha hecho nada más que empezar. Y es algo que o se asume o se va a llevar más de uno y más de una un disgusto de los que se pillaba el Donkey Kong en sus mejores tiempos. Repetimos: el videojuego ha llegado para quedarse, y los avances tecnológicos solo hacen que el fenómeno se asiente y se extienda aún más. Y si no, que se lo pregunten a los que se ponen las gafas RV y se meten en la Acrópolis de Pericles, todo pintadita (Athenian Acropolis, de Lithodomos RV), o el Jerusalem del siglo I (del mismo estudio) o el igualmente espectacular Bygone Worlds: Ephesus.
Fte: https://www.viveport.com/apps/2680a6d9-8636-4182-867e-5c90230848eb (es que aún no sabemos capturar pantallas de la RV en condiciones…).
El problema lo vamos a tener cuando nos llevemos el dispositivo al siguiente taller WASD… y si no, al tiempo.
Juan Fco. Jiménez
