No podíamos dejar pasar la oportunidad de manifestar nuestra opinión y criterio (para eso estamos) acerca del revuelo que forjó Forges cuando se fajó en fijar su ojo en los jugones. La cacofonía ha sido buscada. Hace algunas semanas publicó una viñeta donde expresaba sin duda alguna su opinión concreta sobre el ámbito del videojuego y lo que pensaba de este producto. No vamos a discutir con quien no quiere ver, pero sí queremos dejar clara nuestra postura a este respecto.
Efectivamente, no hay más ciego que el que no quiere ver. Temblemos cuando nos quieran imponer modelos de cultura, o más claramente, qué es cultura y qué no lo es. Llegaba incluso a decir el genial humorista gráfico en su contestación al aluvión de críticas que el videojuego no era cultura de la misma manera que no lo era el cine de Rambo. Discutido y discutible, como decía aquél.
Pero sin entrar en polémicas, diremos que todo producto o manifestación que comunique una forma de expresión, y el videojuego lo es, es cultura. Independientemente de que nos guste o no. Hablaba Forges de «Matamuch». Ay Mariano, que la «señá Concha» no te lo ha explicado. Cuando abrimos cualquier página de La Historia de Aquí no puede uno sino maravillarse de la diversidad con la que el pasado se puede contemplar, analizar y divulgar. Y supongo que nadie discute que es una obra excelente, y una manifestación cultural indiscutible. Como cualquiera de sus viñetas, admiradas en todo momento tanto por la originalidad de sus dibujos como por lo sagaz, mordaz o irónico de sus contenidos.
Maestro, escúchese Ud. mismo y tenga la mente abierta.